Es una obra compuesta por dos piezas: El descenso de Alicia es el primer tiempo. Es un libro objeto o libro de artista. En su interior descubrimos a la madriguera, representada por el conjunto de hojas perforadas formando un agujero a través del cual es posible que el espectador haga descender a Alicia.
Alicia en el jardín es el segundo tiempo. El espacio pictórico reúne personajes, lineas de textos extraídos del libro, pequeñas representaciones de varias escenas y líneas trazadas con hilos que vinculan a todos estos elementos.
Ambas obras contienen elementos independientes que permiten al espectador realizar algunas intervenciones y así recrear en cierto modo el recorrido de Alicia, participar en sus transformaciones, y marcar su propio tiempo de lectura de la imagen.
Exhibidas en la Exposición colectiva Alicia en el País, en el Espacio Álvaro Sotillo de la Biblioteca de Los Palos Grandes, en Caracas en 2015.
Alicia es transformación. Agrandarse. Achicarse. El espectador participa de esta transformación. La empatía. Tocar el lienzo, sentir su textura, recorrer sus dibujos con la punta de los dedos, poder movilizar las extremidades de Alicia, decidir en que momento hacerlo, equivale a tocar el libro, pasar sus páginas, abrirlo, cerrarlo, subrayar líneas, atravesar las palabras, dejarse llevar, no comprender y comprender, releer.
En la exposición un grupo de niños vivió esta experiencia con Alicia. Primero fue el asombro que expresaron cuando se les dijo que podían tocar la obra y luego, la manera en que interactuaron fue de una máxima delicadeza. Entre ellos mismo se organizaron para intervenir, de tal manera que todos pudieron movilizar las piezas sueltas sobre el lienzo. Fue un momento lúdico, de descubrimiento, sublime...